La Arquitectura de Madrid: Un Viaje a Través de los Siglos
- Ricardo Serravalle
- hace 1 día
- 4 Min. de lectura
Madrid es una ciudad que se descubre también mirando hacia arriba. Sus calles están llenas de historia, escrita en piedra, ladrillo y hierro forjado. Caminar por sus barrios es recorrer siglos de evolución arquitectónica, desde palacios medievales hasta rascacielos contemporáneos. ¿Sabías que en muchos edificios clásicos del centro, cada reja de balcón es única y fue forjada artesanalmente? Hoy te invito a explorar la historia arquitectónica de Madrid a través de sus estilos más icónicos.
Arquitectura Medieval (siglo IX – XV)
Aunque quedan pocos restos de esta época, algunos edificios aún conservan la esencia de la Villa y Corte original.
Ejemplo: Muralla Árabe de Madrid (siglo IX), cerca de la Cuesta de la Vega.
Estilo: Mudéjar primitivo, con uso de ladrillo y yeso.
Características: construcciones defensivas, funcionales, con influencia islámica.
Muralla Árabe de Madrid (siglo IX)
En esta etapa no existían balcones tal como los conocemos hoy. Las casas eran cerradas hacia el exterior por razones defensivas. Lo que sí existían eran rejillas o celosías pequeñas en ventanas, en hierro o madera, usadas para protegerse sin perder ventilación. La idea del balcón como apertura estética aún estaba por llegar.
Renacimiento y Herreriano (siglo XVI – XVII)
Con la llegada de los Austrias, Madrid se convierte en capital, y la arquitectura se vuelve más monumental.
Ejemplo: Monasterio de El Escorial y Plaza Mayor (1617).
Estilo: Herreriano y Renacentista, sobrio, simétrico, de líneas puras.
Materiales: granito, piedra, techos de pizarra inclinados.
Monasterio de El Escorial
Empiezan a aparecer los primeros balcones corridos, alineados en las fachadas de edificios oficiales y residencias nobles. Las rejas son rectas, resistentes, sin decoración, diseñadas más para la función que para la estética. Se utilizan perfiles de hierro forjado simples, enmarcados en estructuras de piedra.
Barroco Madrileño (siglo XVII – XVIII)
La capital se llena de iglesias y palacios con una arquitectura más decorativa.
Ejemplo: Iglesia de San Antonio de los Alemanes y Palacio Real de Madrid.
Estilo: Barroco castizo, con cúpulas, columnas salomónicas, juegos de luz y sombra.
Características: fachadas ornamentadas, uso de piedra blanca y ladrillo.
Palacio Real de Madrid
En el barroco madrileño, el balcón se convierte en una pieza escénica de la fachada. Se proyectan hacia fuera, con rejas más altas y curvas, muchas veces rematadas con volutas o motivos vegetales. La forja comienza a adquirir un carácter artístico, con detalles trabajados a mano, aunque aún dentro de cierta sobriedad castiza.
Neoclasicismo (finales del XVIII – primera mitad del XIX)
Inspirado en la arquitectura grecorromana, el neoclásico buscaba orden, proporción y grandeza.
Ejemplo: Museo del Prado (1785) y Puerta de Alcalá.
Estilo: Neoclásico, con columnas, frontones, volúmenes equilibrados.
Arquitecto clave: Juan de Villanueva.
Museo del Prado
Se imponen las líneas limpias y proporcionales también en las rejas: barras verticales simétricas, diseños sobrios, motivos clásicos (grecas, flores de lis). La reja no compite con la arquitectura, sino que la acompaña con dignidad y mesura.
Estilo Isabelino y Ecléctico (mediados y finales del XIX)
Se mezclan estilos históricos con una libertad compositiva inédita. Nacen los barrios del ensanche, como Salamanca y Chamberí.
Ejemplo: Palacio de Linares (actual Casa de América) y edificios del barrio de Salamanca.
Estilo: Eclecticismo e Isabelino. Fachadas decoradas, mezcla de estilos góticos, renacentistas y barrocos.
Palacio de Linares
Este es el apogeo del balcón decorativo. Las rejas se vuelven auténticas obras de arte forjadas a mano. No hay dos iguales: algunas incluyen iniciales, escudos familiares, formas florales o geométricas. Cada herrero dejaba su sello personal. En este período, el balcón se convierte en identidad visual del edificio, y la forja es protagonista.
Modernismo y Neomudéjar (finales del XIX – inicios del XX)
Madrid se abre al arte modernista, aunque con una presencia más discreta que en Barcelona. El Neomudéjar, en cambio, se convierte en uno de los estilos más castizos de la ciudad.
Ejemplo modernista: Casa Gallardo (Plaza de España).
Ejemplo neomudéjar: Plaza de Toros de Las Ventas, Estación de Atocha.
Características: formas orgánicas, cerámica vidriada, arcos de herradura y ladrillo visto.
Casa Gallardo (Plaza de España)
En el Modernismo, las rejas se curvan como enredaderas: líneas fluidas, asimetrías, elementos naturales. En el Neomudéjar, reaparecen las celosías inspiradas en el arte islámico y las rejas con motivos geométricos entrelazados, muchas veces con influencia andalusí. La decoración vuelve a hablar de identidad.
Art Decó y Racionalismo (1920 – 1940)
La arquitectura comienza a simplificarse, con un lenguaje geométrico y funcional.
Ejemplo: Edificio Telefónica (1929), en la Gran Vía.
Estilo: Art Decó y Racionalismo. Fachadas sobrias, líneas verticales, uso del acero y hormigón.
Edificio Telefónica
Las rejas adoptan patrones geométricos precisos: rombos, líneas verticales y horizontales, círculos. A veces se integran en el diseño general de la fachada. La ornamentación es menor, pero aún hay un cuidado estético en la composición.
Arquitectura Franquista (1940 – 1975)
Tras la Guerra Civil, la arquitectura se vuelve monumentalista, con influencias clásicas y cierta rigidez formal.
Ejemplo: Ministerio del Aire (Moncloa).
Estilo: Neo-herreriano y monumentalismo clásico.
Características: grandes proporciones, simetría, techos inclinados, muros gruesos.

Las rejas de esta época son sobrias y robustas, con motivos más tradicionales y poca variedad. Vuelven a verse patrones clásicos, a veces imitando estilos del pasado. La artesanía se estandariza y la individualidad desaparece progresivamente.
Arquitectura Contemporánea (1975 – Hoy)
Con la democracia llega la diversidad. Desde el postmodernismo hasta la arquitectura sostenible.
Ejemplo: Torres KIO (años 90), Cinco Torres Business Area, Torre Caleido.
Estilo: Contemporáneo y de vanguardia. Cristal, acero, eficiencia energética, formas escultóricas.
Cinco Torres Business Area
En muchos edificios nuevos, los balcones se han transformado en terrazas acristaladas o miradores minimalistas. El hierro forjado deja paso al acero, al vidrio o a materiales técnicos. Sin embargo, en zonas históricas del centro, se conservan y restauran muchas rejas originales del siglo XIX, revalorizando su belleza como patrimonio urbano.
Madrid es una ciudad viva, que cambia con el tiempo pero no olvida su historia. Desde la forja irrepetible de cada balcón en el siglo XIX hasta las torres de cristal del siglo XXI, su arquitectura es testigo de su evolución. La próxima vez que pasees por sus calles, mira con atención: cada edificio tiene una historia que contar, y cada reja, una firma escondida de quien la forjó a fuego lento. Ricardo Serravalle Bróker Inmobiliario
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